jueves, 10 de julio de 2014

Sanlúcar de Barrameda, turismo con buen sabor de boca.

La mejor gastronomía andaluza se asocia en Sanlúcar con los ingredientes de primera calidad que nos ofrece nuestros campos y costas.

Los protagonistas de esta rica gastronomía son sin duda los mariscos y vinos sanluqueños. Han alcanzado especial fama los langostinos, no solo famosos por sus propias cualidades sino también por el modo de cocinarlos que tradicionalmente se realiza en Sanlúcar, consiguiéndose el mayor grado de sabor y frescura.

Quien estos días pase por Sanlucar no puede irse sin visitar su plaza de abastos, en esta plaza del siglo VXII, encontramos diferentes puestos de pescados, carnes, verduras, frutas, etc. Todos con un denominador común la frescura y calidad del genero que ofrecen. Al mercado se puede acceder por la calle Bretones, conde se encuentran las covachas, una antigua lonja de mercaderes de estilo gótico y que junto al palacio de los Duques de Medina Sidonia fue declarado patrimonio historico-cultural, 
también se puede acceder por la calle Trascuestas, en la cual podemos comprar en sus puestos callejeros dulces, olivas, vinos a granel y todos los avíos necesarios para realizar, lo que para mí,  es uno de los platos estrella de la gastronomía de sanlucar, las tortillitas de camarones. Justo en la entrada de la calle hay un puesto en el que se ofrece la harina de garbanzos imprescindible para elaborar este plato y ya junto a la puerta del mercado, casi siempre nos encontramos a una persona que te vende camarones vivos, jamás he probado unas tortillitas de camarones tan buenas y con unos ingredientes tan frescos como las de Sanlucar, quizás el truco está en echar los camarones vivos en la masa.
Un consejo para aquellos que vayan a elaborar la receta que después compartiré es que tapen los camarones con un paño húmedo dentro de la nevera, sino cuando vayamos a utilizarlos estarán desperdigados por toda la nevera ya que saltan del plato al estar vivos.

Además de las tortillitas es típico de Sanlucar el pescado frito como: acedias, tapa culos, salmonetes, etc. También es típico de aquí el guiso de raya en colorao, las papas aliñas con melva, los huevos de choco, la cola de toro... Por supuesto no nos podemos ir sin tomarnos una manzanilla de cualquiera de los despacho de vino que aquí nos podemos encontrar.

miércoles, 9 de julio de 2014

Homenaje a mi pueblo.

Caracoles y cabrillas de Lebrija.

Lebrija está situada en la Comarca del Bajo Guadalquivir, en la provincia de Sevilla. Su término municipal se extiende por las Marismas del río Guadalquivir hasta la Campiña, ocupando una superficie de 369 kilómetros cuadrados en el suroeste de la provincia sevillana. Esta localidad se encuentra estratégicamente situada en el centro de las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, de la comunidad autónoma de Andalucía.
Su cocina dispone de exquisitos platos que se circunscriben al entorno de la comarca del Bajo Guadalquivir y entre ellos, destaca especialmente los caracoles, toda una industria como ya refleja el siguiente texto de los años sesenta: “La antigua y típica industria lebrijana de los caracoles está en auge, de todos los lados se demandan estos pequeños sabrosos que criados en tierras de mar y salero, destacan entre los suyos por estar siempre “en su punto”. Si bien los caracoles adornan tantas tierras, sólo en ésta adquieren el peculiar sabor marisquero que le dan estas marismas bañadas y sazonadas por el Gualdalquivir, las sales de esta agua alimentan la tierra de la que se nutren sus caracoles que más tarde dejarán en el paladar del afortunado degustador un sabor exquisito.” (Mario Fuentes Aguilar - Años 60)
Las maneras de preparar este exquisito producto son infinitas, tantas como la imaginación permita. Pero además de los caracoles, destacan otros platos como ajo lebrijano, la puchera o las habas corchas.


Atún Rojo de almadraba, pura tradición llevada a la mesa.

ATÚN ROJO.


No todas las especies de la familia de los túnidos son igualmente apreciadas desde el punto de vista gastronómico. Los más cotizados son el atún rojo y el atún blanco o bonito del norte. El atún rojo es protagonista de la cocina japonesa y el que se captura en la almadraba gaditana, un arte de pesca milenaria y materia prima de la mojama. El bonito del norte forma parte de la excelencia culinaria del Cantábrico.
El atún rojo, como su nombre indica tiene una carne rojiza y llega a pesar más de 200 kilos y medir hasta tres metros. Se considera el 'pata negra el mar' por ser de máxima calidad y de total aprovechamiento.

Atún claro. Se llama así a diversas especies de atún de calidad inferior al atún rojo. Es lo que capturan los atuneros congeladores que faenan en el Indico y que tienen que ser protegidos ante los ataques de los piratas.
El bonito del Norte: Se pesca en aguas del golfo de Vizcaya en verano y es mucho más pequeño, aproximadamente un metro de longitud, con grandes aletas laterales. De paladar muy fino, es el mejor enlatado y muy apreciado en la cocina de temporada. Se puede confundir con el denominado Rabil, de carne menos delicada.
Bonito (a secas). Se pesca en el Mediterráneo y no alcanza la calidad del norteño.

Atún rojo de almadraba

En función de esta clasificación está claro que no todo el atún es igualy también ha que tener en cuenta que no todo el atún rojo se pesca de la misma manera.El capturado en una pesca artesanal como la almadraba tiene un valor añadido, gastronómico, ambiental y cultural.
La almadraba es un arte que se remonta a 3.000 años de antigüedad. Su origen se atribuye a los fenicios y ya en el asentamiento romano de Baelo Claudia, en la actual playa gaditana de Bolonia, hay vestigios de su antiguo aprovechamiento sobre todo en salazones.
Los duques de Medina Sidonia en su tiempo de esplendor explotaban este negocio pesquero desde Huelva a Gibraltar. Numerosos expertos aseguran que este sistema de pescano es agresivo con los bancos de túnidos aunque llama la atención que el mar se tiña de rojo en ese cuerpo a cuerpo entre los pescadores y el atún en las redes.

En el Mediterráneo, una flota industrial realiza la mayor parte de las capturas con redes de cerco, y su destino son las granjas de engorde. El atún de psicifactoría es más graso y su calidad inferior al salvaje. Casi todas las granjas se concentran en el Mediterráneo central. Los defensores de la almadraba aseguran que es un arte más depredador. Otras artes pesqueras utilizadas son el palangre y línea de mano.
En algunos países se pesca con explosivos, algo totalmente ilegal, que acaba con los atunes y cualquier otra especie, y que sdon los causantes de poner este pescado azul en vías de extinción. Esto es más frecuente en aguas trocipales y sobre el atún corriente.

El paso por el Estrecho

El atún rojo de almadraba puede ser de ida o de vuelta, según la fecha que pase por el Estrecho de Gibraltar. De ida es el viaje que hacen en el mes de mayo o junio desde el Atlántico al Mediterráneo yde vuelta, al regreso en sentido inverso en los meses de septiembre u octubre.
El de ida suele ser arpovechado para su consumo en fresco, muy valorado en Japón, pero con cada vez mayor concienciación de su valor en los municipios donde se instalan las almadrabas (Conil, Barbate, Tarija y Zahara de los Atunes) donde ya se potencia su aprovechamiento turístico y gastronomicos.
Hasta hace poco tiempo apenas se valoraba este arte de pesca más que como generadora de empleo en una zona con tradicionalmente elevados índices de paro entre su población. El de vuelta, más seco, es el más utlizado como base para la mojama, un producto tradicional cada vez más valorado.
Del atún rojo se aprovecha todo. Su troceo, que necesita manos expertas y se denomina ronqueo, es complicado por la gran dimensión del animal, pero hay auténticos especialistas en los pueblos atuneros. El morrillo, la ventresca, el tarantelo o las huevas son algunas de las partes más apreciadas y utilizadas para su consumo en fresco o en conserva.
Precisamente el pasado mes de mayo medio centener de prestigiosos cocineros, entre los que se encontraban Juan Mari Arzak y Ferrán Adriá, fueron invitados a presencia la primera 'levantá' (alzada de redes) de la almadraba y a degustar el resultado de la pesca. Toda una experiencia y un descubrimiento para algunos de ellos.